Una caldera de condensación es un tipo de caldera de alto rendimiento. Estas calderas se diferencian del resto por aprovechar el calor que está presente en los humos que se generan por la combustión. Este artefacto es capaz de recuperar el calor de esos humos y devolverlo al sistema. Como consecuencia, apenas emiten CO2 y consumen menos gas.

La caldera de condensación destaca por adaptarse a las demandas de los usuarios. Además, necesitan de muy poca potencia para funcionar y es muy extraño que su actividad tenga algún tipo de parada. Todo esto favorece el ahorro.

Por otro lado, las calderas de condensación sobresalen por ser muy silenciosas y eso se debe a que su rendimiento es continuo, un hecho que evita el ruido que genera el encendido y el apagado del sistema. Otro aspecto importante es que este tipo de caldera tiene un coste muy similar al de una caldera tradicional, por lo tanto, resulta más económica porque su consumo provoca un gasto menor.

¿Cómo funciona una caldera de condensación?

El funcionamiento de la caldera de condensación se basa en enfriar el humo que circula por el aire hasta llevarlo a la temperatura que tendría en estado de rocío o de escarcha. Este proceso provoca que el calor que reside en ese vapor de agua sea liberado y se pueda utilizar para calentar el agua que hay en la caldera.