Cada vez estamos más concienciados con el cuidado del medio ambiente y el entorno. Ser más eficientes y consumir menos recursos es uno de los objetivos. Así como evitar la contaminación ambiental preservando los entornos naturales.
Para medir nuestro impacto sobre el medio ambiente se ha llegado a una serie de indicadores que se conocen como huella ecológica que trataremos de explicar a continuación.
¿Qué es la huella ecológica?
Para tratar de medir nuestro impacto sobre el medio ambiente se creó este indicador de sostenibilidad. Un término desarrollado por William Rees a finales de los noventa en el que se incluye el análisis de los patrones de consumo, así como la producción de residuos. La huella nos muestra los resultados del cálculo de las áreas productivas necesarias para mantener estos servicios.
Tipos de huella ecológica y cómo se calcula
Dentro de este concepto podemos encuadrar tres tipos de huellas, en las que ponemos en valor nuestras demandas frente a la capacidad del planeta para cubrirlas. Estas pueden encuadrar dentro de tres apartados como huella de suelo, material e hídrica.
La huella de suelo hace referencia a la superficie necesaria para producir las diferentes materias primas con independencia de donde serán consumidas.
En cambio, la huella material contabiliza la cantidad de materias primas que son extraídas de la tierra, que serán consumidas o usadas para la fabricación en un determinado lugar.
En el caso de la huella hídrica lo que se mide es el consumo de agua. Este cálculo se hace de forma individualizada por cada bien o servicio que consumimos o fabricamos. Y en este caso podemos a su vez dividirlo en tres categorías.
- Gris, mide la contaminación del agua.
- Verde, donde se contabiliza el agua consumida por las plantas.
- Azul, que mide el agua gestionada o extraída por las personas.
Para realizar el cálculo de nuestro impacto sobre el entorno se deben tener en cuenta aspectos como la producción, en la que intervienen materiales y energía. Los sistemas para absorber los residuos y el uso de infraestructuras y equipamiento. Con estos tres conceptos basaremos nuestros cálculos en estos factores.
- Biocapacidad del planeta o capacidad de este para generar recursos.
- Actividad humana, donde se tienen en cuenta tanto los recursos que consumimos como los desechos que producimos.
A esto debemos aplicarle la siguiente fórmula para calcular de forma sencilla el impacto sobre en medio ambiente
Huella ecológica: consumo/productividad.
Impacto de la huella ecológica en el medio ambiente
No tener en cuenta estos parámetros pasará factura al entorno produciendo una serie de consecuencias negativas para el entorno, como el agotamiento de los recursos naturales, la sobreexplotación de los recursos, la erosión del suelo, el aumento del ritmo de cambio climático, así como la deforestación y la pérdida de la biodiversidad.
Cómo reducir la huella ecológica desde hoy
Son muchos los factores que influyen en este campo, por lo que antes debemos analizar cuidadosamente los recursos de los que disponemos y ver la forma de hacer un uso responsable y sostenible de los mismos. Para evitar el agotamiento de estos y la merma de nuestras reservas. Así como llevar a cabo una buena gestión de los residuos con políticas de reciclaje y la preservación del medio ambiente. Estas son a grandes rasgos las líneas a seguir, algo que debe de contar con la colaboración no solo de los estados sino también con la de los ciudadanos, lo que es vital para reducir la huella ecológica.
Consejos prácticos para reducir la huella ecológica en casa
De forma individual podemos contribuir reduciendo nuestro impacto sobre el entorno, manteniendo un gasto bajo de energía eléctrica, usando medios de transporte más ecológicos, reduciendo el consumo de carne y optimizando el consumo de agua, por no olvidarnos de un reciclado responsable. Unos pequeños gestos que compartidos por todos suponen una reducción importante de la misma.
Estrategias sostenibles en la comunidad para reducir la huella ecológica
La construcción de viviendas sostenibles con mejores condiciones de aislamiento y más eficientes energéticamente, así como la instalación de plantas de recogida y procesado de residuos. Facilitar el acceso a transportes sostenibles tanto individuales como colectivos, para evitar las emisiones de CO2 al ambiente.
Así como la reducción de los plásticos producidos, la recirculación de los objetos, o la reducción del consumo energético en los procesos de fabricación o en el uso de sistemas de climatización.
En el ámbito de la alimentación, la producción de alimentos ecológicos, priorizando el consumo de productos de temporada y de venta local. La reducción del consumo de carne, así como reducir la producción de alimentos procesados, son algunas de las cosas que podemos hacer para reducir el impacto.