El futuro será eléctrico. Esta afirmación no la discute nadie a estas alturas del siglo XXI, donde es cada vez más común que vehículos y todo tipo de maquinaria abracen la sostenibilidad que supone la energía eléctrica. En el caso de los coches, se da la circunstancia de que están protagonizando una de las carreras tecnológicas más apasionantes que se recuerdan, ya que muchísimos fabricantes siguen investigando el modo de que las baterías que alimentan sus motores eléctricos tengan cada vez más capacidad y, sobre todo, duren operativas más tiempo. Así las cosas, ¿pueden reutilizarse para generar electricidad?
¿Cuál es la vida útil de una batería?
Cuando nos compramos un coche eléctrico, o híbrido, debemos saber que llegan a nuestras manos con una cantidad determinada de baterías recargables. Esos dispositivos, por desgracia, van perdiendo eficiencia y capacidad con el paso de los años por lo que llega un momento en el que tenemos que cambiarlas. Lo normal es que, de media, estas pilas sean capaces de ofrecernos hasta 3.000 ciclos de carga dentro de un espacio de tiempo de entre ocho y diez años.
Las más utilizadas son las llamadas de ion-litio, ya que tienen la capacidad de concentrar una alta densidad energética de más de 250 kWh., lo que las hace perfectas para alimentar el motor de un coche. Ahora bien, llegados a ese tope máximo que aguantan funcionando, ¿qué es lo que podemos hacer con ellas? Lo normal sería entregárselas al fabricante e intentar obtener un mejor precio por las nuevas pero, si no es tu caso, tienes una alternativa que seguramente va a interesarte.
¿Una segunda vida para las baterías?
Aunque los estándares normativos sobre qué requisitos debe cumplir una batería para funcionar instalada en un coche son muy estrictos, no quiere decir que llegado el momento no puedan aplicarse a otros cometidos. Si es tu caso y se cumple ahora el momento en el que toca cambiar las baterías de tu vehículo eléctrico, debes saber que todas esas piezas puedes adaptarlas para otras tareas dentro de casa y aprovechar para contar con una fuente de energía renovable y limpia. Además, estarás ayudando al medio ambiente ya que, de momento, esos componentes no se convertirán en peligrosos residuos.
¿Y de qué forma pueden ayudarnos estas baterías? Pues muy sencillo, adaptadas para trabajar con una instalación fotovoltaica, de tal modo que podremos ir almacenando la energía que generamos para consumirla solo cuando lo necesitemos, sin miedo a que se pierda y que no podamos exprimir al máximo la capacidad de nuestros paneles solares. Como veis, una solución tremendamente eficiente que no solo reducirá vuestra dependiencia energética de terceros, con el consiguiente abaratamiento de la factura, sino que además os podría reportar beneficios si comercializáis el excedente.
La paradoja de este reciclaje de las baterías es que, una vez que trabajan durante el día para acumular energía gracias a la instalación fotovoltaica, por la noche podemos usar la electricidad para recargar nuestro vehículo eléctrico, aclimatar la vivienda o el consumo de agua sanitaria. Todo se lleva a cabo de una forma sencilla y, muy importante, sin alterar el termino fijo de potencia de la instalación.
El caso del Ámsterdam Arena
Uno de los casos de éxito en los que se ha utilizado este reciclaje de las baterías es el del Ámsterdam Arena, también conocido como Johan Cruyff Arena, en Países Bajos, que alberga una de las instalaciones de almacenamiento energético a través de baterías reutilizadas más grande del mundo. El estadio ha venido recogiendo las provenientes de vehículos eléctricos como el Nissan Leaf y, junto a 4.200 paneles solares, es capaz de suministrar toda la energía necesaria al recinto. Como podéis imaginar, el éxito de esta iniciativa está llevando a otros responsables de instalaciones parecidos a investigar la viabilidad de una solución así.
¿Es posible reciclar estas baterías?
Aunque seamos capaces de reciclar las baterías de los coches para utilizarlas en nuestro hogar, es evidente que su vida útil también tendrá una fecha de caducidad con el paso de los años. En ese momento, cuando esas pilas sean completamente inservibles, llegará el momento de reciclarlas para evitar que se depositen como un residuo (muy tóxico) en el medio ambiente.
Hay que tener en cuenta que el 90% de los componentes de una batería de litio son recuperables para utilizarlos en otros procesos productivos pero, por desgracia, el 10% restante (cobalto, cobre, níquel o manganeso) todavía no se sabe qué hacer con ellos, por lo que se encuentran bajo la investigación de algunas compañías que mantienen equipos que trabajan por alcanzar el objetivo de encontrar la forma de reciclarlos. Sobre todo, a través de tecnologías de recuperación con procesos hidrometalúrgicos, como los que está llevando a cabo Tesla.
De lo que no hay duda es de que en los próximos años las baterías van a entrar a formar parte de nuestro día a día. Y no solo porque las llevemos siempre encima en móviles, tablets y ordenadores, sino porque se van a extender a otros órdenes de la vida que, hasta ahora, no habían formado parte de nuestra rutina. Por lo que hay que saber qué hacer con ellas.
