Un contrato de tarifas de acceso es aquel acuerdo que engloba los también llamados peajes de acceso (o Acceso de Terceros a la Red, acrónimo ATR) de la luz y el gas. Estas tarifas aparecen en la factura y son aquellas que costean las redes de suministro que facilitan la llegada de la energía a nuestros hogares.
En función de la potencia contratada o el consumo anual, contaremos con una tarifa de acceso diferente, si bien suelen abarcar hasta un 40% del total del pago de la factura, ya que su coste abarca tanto el aspecto que engloba la potencia como también la energía en sí misma.
A su vez, el coste de los peajes de acceso es fijado por el Gobierno y abarcan cualquier compañía o lugar. En caso de estar en el mercado libre, el coste de los peajes siempre irán incluidos en el precio del kW de potencia y del kWh de consumo. En caso de pertenecer al mercado regulado (tarifa PVPC), esta tarifa vendrá desglosada. En cualquier caso, siempre serán los mismos peajes.
¿Para qué se utiliza la tarifa de acceso?
El contrato de tarifas de acceso sirve para cubrir los costes asociados al transporte y distribución de la energía, tanto eléctrica como de gas. Gracias a este concepto, la electricidad y el gas pueden llegar desde las grandes infraestructuras de generación hasta los hogares y negocios.
Este contrato también permite clasificar a los consumidores según su consumo anual o potencia contratada, de manera que cada usuario aporte al sistema en función del uso que hace de la red. Así, no paga lo mismo un hogar con una potencia reducida que una empresa con gran demanda energética.
¿Qué incluye la tarifa de acceso?
La tarifa de acceso incluye todos los costes regulados que garantizan el mantenimiento y el funcionamiento de las redes de distribución y transporte. Entre ellos destacan:
- La parte fija relacionada con la potencia contratada.
- Los costes variables según la energía consumida.
- Otros conceptos regulados, como los cargos asociados a la seguridad del suministro.
En el caso del gas, la clasificación depende directamente del volumen de consumo anual, con tramos diferenciados para usuarios domésticos o industriales. De ahí que resulte útil conocer las distintas tarifas de gas disponibles en el mercado para valorar la opción que mejor se ajusta a cada perfil de consumo.
¿Se puede modificar la tarifa de acceso?
Sí, el contrato de tarifas de acceso puede modificarse si cambian las necesidades de consumo del usuario. Esto sucede, por ejemplo, cuando una vivienda necesita más potencia por la instalación de nuevos electrodomésticos, o cuando se busca optimizar costes reduciendo la potencia contratada.
Ajustar la tarifa de acceso a la realidad del consumo no solo permite pagar un precio más justo, sino que también ayuda a evitar gastos innecesarios. Por ello, antes de realizar un cambio conviene analizar si realmente merece la pena bajar la potencia eléctrica contratada o, por el contrario, conviene incrementarla para garantizar un suministro estable.
Tipos de tarifas de acceso
Existen dos tipos de tarifas de acceso claramente diferenciados:
- Electricidad: Ya que la mayoría de hogares cuentan con una potencia inferior a 10 kW, la tarifa de acceso será la 2.0. En este caso, existen tres subtipos: la simple (2.0 A), la que cuenta con discriminación horaria en dos períodos (2.0 DHA) y la que cuenta con discriminación horaria entre períodos, especialmente utilizada en coches eléctricos (2.0 DHS). Aquellos que necesiten de una potencia superior a 10 kW tendrán tarifa de acceso 2.1 (más cara), mientras que los que tengan potencia superior a 15 kW contarán con la tarifa de acceso 3.0.
- Gas: En este caso, no importa la potencia contratada, sino el consumo anual y la correspondiente presión del suministro. Se centra en las presiones iguales o inferiores a 4 bares, potencia de la mayoría de consumidores. Estas presiones cuentan con una tarifa de acceso de 3.1 en aquellos consumos anuales inferiores a 5.000 kWh y 3.2 en los consumos entre 5.000 y 50.000 kWh al año.