La generación distribuida se basa en la creación de energía eléctrica usando una serie de fuentes de generación pequeñas que se sitúan muy cerca de los puntos de consumo. Por otro lado, hay que tener en cuenta que para que tenga lugar la generación distribuida, tiene que haber una acción simultánea entre la producción de las pequeñas fuentes y la labor de las grandes centrales que tradicionalmente se encargan de la generación de la energía.

La generación distribuida hace que la creación de la energía sea más equilibrada y a la vez ecológica. De hecho, esta forma de generación de energía se usa en las Smart Cities, que se caracterizan por ser ciudades sostenibles que forman sus infraestructuras empleando las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

Aportaciones de la generación distribuida

El empleo de la generación distribuida tiene una serie de aspectos positivos. El primero de ellos es que apenas es necesario transportar la energía hacia el consumidor, y como consecuencia, hay pocas probabilidades de que se produzcan pérdidas en la red eléctrica. Además, la reducción de transporte provoca que no sea indispensable aumentar la tensión eléctrica.

Otra ventaja es que, al haber un gran número de fuentes de generación distribuidas en un territorio concreto, las posibilidades de que un error afecte a todo el sistema son muy escasas. Esto también provoca que las potencias puedan ser más reducidas.

Finalmente, destaca que la generación distribuida forma parte de las energías renovables por el hecho de estar cerca de los puntos en los que tiene lugar el consumo.