¿Qué es la contaminación lumínica?

Cuando nos referimos a contaminación lumínica lo hacemos en términos como iluminación artificial y del cielo nocturno. Son estos dos factores lo que determinan el grado de contaminación que sufrimos. En otros términos, se trata de la concentración de las emisiones de fuentes artificiales de luz con alta intensidad. Podemos distinguir fácilmente que se trata de la luz que se proyecta hacia nuestros cielos por una iluminación ineficiente. La luz de las farolas, focos u otras fuentes de iluminación indirecta como los focos de los estadios u otras instalaciones que proyectan su luz hacia arriba y que se puede ver a kilómetros de distancia. Esta contaminación se hace más presente en las grandes ciudades evitando que podamos ver cielos estrellados entre otros efectos negativos.

Consecuencias de la contaminación lumínica

Aunque no seamos conscientes de ello estamos constantemente expuestos a este tipo de contaminación y sólo nos percatamos cuando nos alejamos de los focos de luz en lugares con baja incidencia. Pero las consecuencias de la esta son alguna muchas que debes conocer, por ello hablaremos a continuación.

Podemos recurrir al uso de farolas solares en nuestro hogar para ahorrar en iluminación y ganar en seguridad.
Una vivienda al atardecer. | Unsplash

Principalmente si nos damos cuenta del grado de afectación de un lugar y otro es por la cantidad de estrellas que encontramos en sus cielos. El cielo estrellado fue declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008. Y por la incidencia de esta sobre nuestros cielos son muchos los que se ven privados de la observación de esta maravilla.

Una de las consecuencias es el desperdicio de energía, la emisión de la luz hacia el cielo hace que no se iluminen correctamente los lugares, por lo que hace falta más energía para cubrir las necesidades. Algo que supone un problema, ahora que el precio de esta está en continuo aumento. Un problema a resolver a corto plazo, ya que todo apunta a que en un futuro muy lejano nos vamos a ver obligados a reducir el consumo de energía por la escasez de recursos para producirla.

La incidencia negativa de esta en la naturaleza provoca la alteración de los ciclos biológicos de la flora y la fauna. Algo muy preocupante ya que provoca la desorientación, sobre todo en aves y cambios en los ciclos biológicos de otros animales. Algo que puede afectar y alterar el sueño de las personas.

Puede llegar a afectar también al tráfico aéreo y marítimo. Estos sistemas de transporte se guían además de los sistemas de navegación, tanto por las luces de los aeropuertos y pistas de aterrizaje como por los faros que los guían en la oscuridad. Y esta puede interceder en estas señales y llegar a provocar graves accidentes. Como los que se producen por deslumbramientos, algo muy peligroso no solo para los conductores sino para la seguridad vial.

Bombillas LED.
Bombillas LED.

Por último, cabe destacar la cantidad de residuos que se producen por efecto del mal uso de la energía, como puede ser un aumento de dióxido de carbono o de sustancias radiactivas emitidas sin control

¿Podemos reducir la contaminación lumínica? ¡Descubre cómo!

Al igual que son muchas las consecuencias negativas, son muchas más las medidas que podemos poner en marcha para intentar reducirla y tratar de hacer un uso más sostenible y responsable de la energía, como son:

  • Una forma de comenzar hacer un uso responsable de la iluminación proporcionando está sólo a los lugares que realmente lo necesiten. Haciéndolo además de modo que la luz no se disperse y apuntando las emisiones de luz siempre hacia abajo.
  • Pero no se trata de iluminar sólo lo necesario, las farolas deben estar bien situadas evitando obstáculos que impidan la buena iluminación de las calles, así como elegir diseños que favorezcan la emisión de la luz hacia el suelo evitando que esta se escape hacia el cielo.
  • En el pasado las lámparas utilizadas utilizaban el mercurio, se ha demostrado que este es altamente contaminante, por lo que lo más recomendado es sustituirlas por lámparas de sodio. Estas producen una luz de un color más anaranjado que contamina menos y además hacen un menor consumo de energía.
  • Son muchos los monumentos, edificios o carteles publicitarios iluminados, esto también contribuye a la contaminación y podemos evitarla en parte fijando un horario determinado en la que sólo cuenten con esta iluminación sólo unas horas al día.
  • La tecnología puede ser nuestra gran aliada a la hora de combatirla con el uso de sensores tanto de movimiento como de luz. Con estos podemos controlar el uso que hacemos de la energía, apagando las luces de aquellos lugares en los que no haya gente y encendiendo la luz solo cuando se detecte a un viandante. Al igual que sólo se encienden al atardecer, cuando se alcance cierto grado de luminosidad y se apaguen con la salida del sol.

Pero lo más importante es seguir las recomendaciones de la comunidad internacional a este respecto, además de aprobar leyes y normas por parte de las instituciones que aporten soluciones y contribuyan tanto al ahorro como la eficiencia energética

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