El acumulador eléctrico es un dispositivo similar al mecanismo de las famosas pilas. Tal y como su nombre deja intuir, el acumulador eléctrico permite acumular energía eléctrica para su posterior uso a partir de diferentes procedimientos, siempre en función del fin pero, especialmente, del tipo de acumulador.

En cualquier caso, muchos de ellos comparten características similares, siendo el acumulador eléctrico de calor, presente en muchos hogares, uno de los mejores ejemplos. En este caso, el acumulador eléctrico acumula energía que permite calentar el aluminio o cualquier otro material del que está compuesto el radiador.

Tipos de acumuladores eléctricos

Más allá del típico radiador eléctrico, estos son los tipos de acumuladores eléctricos más comunes:

  • Acumuladores eléctricos de calor estáticos: Engloban todos aquellos dispositivos que cuentan con un sistema de aislamiento térmico, lo cual permite expulsar el calor a través de radiación. Aunque no son de los más efectivos, ya que no aprovechan del todo el calor acumulado, sí permiten calentar un inmueble o local con la eficiencia necesaria, siendo uno de los tipos más comunes y sencillos de accionar.
  • Acumuladores eléctricos de calor dinámicos: Mucho más codiciados que los anteriores, los acumuladores dinámicos cuentan como principal ventaja con su capacidad para aprovechar hasta el 85% del calor que acumula. El motivo no es otro que un sistema que permite eliminar el calor a través de una turbina conectada con el acumular, lo cual fomenta la expulsión del calor acumulado.
  • Acumulador de calor solar: Cada vez más recurrente en el mercado, este acumulador propicia las diferentes iniciativas sostenibles alimentadas por la energía solar. En este caso, este acumulador eléctrico acumula energía directamente extraída del sol y la convierte en agua que, posteriormente, puede acumularse o transmitirse a un calentador auxiliar.