La energía activa es el tipo de energía que permite funcionar a todos los aparatos conectados a una red eléctrica, especialmente cuando hablamos de electrodomésticos tales como una lavadora y frigorífico, o también aparatos electrónicos como un ordenador.

La energía activa viaja a través del cableado y alcanza, de forma directa, todas las tomas de corriente repartidas por una vivienda.

¿Qué es la energía activa en la factura de la luz?

En la factura eléctrica, la energía activa representa el consumo real de electricidad utilizado por los aparatos y equipos de una vivienda o negocio. Este valor se mide en kWh y refleja la energía que efectivamente convierte la electricidad en trabajo útil —como encender luces, hacer funcionar un frigorífico o poner en marcha una lavadora—.

El precio asociado a esta energía puede variar según si tienes contratada una tarifa de luz variable, ya que el coste del kWh fluctúa en función del mercado eléctrico.

¿Existen penalizaciones al consumo excesivo de energía activa?

En el ámbito doméstico no suele haber sanciones directas por un consumo elevado de energía activa, pero sí puede implicar un aumento en la factura mensual.

En entornos industriales o empresariales, el exceso de consumo puede además ir acompañado de cargos adicionales relacionados con la energía reactiva, especialmente si los equipos eléctricos generan desequilibrios en la red.

Controlar y optimizar el uso de energía activa permite reducir costes y mejorar la eficiencia energética de cualquier instalación.

Diferencia entre la energía activa y la energía reactiva

En muchas ocasiones, puede existir alguna que otra confusión entre la energía activa y la llamada energía reactiva. En este caso, la energía reactiva es aquella que genera una reacción de ida y vuelta a una velocidad increíble, alcanzando un trayecto multiplicado por 50 veces contenidas en tan solo un segundo por toda nuestra red de suministro eléctrico.

Sin embargo, la energía reactiva no es igual de útil que la activa, ya que se encarga de suministrar aquellas instalaciones que engloban motores, ascensores o bombas hidráulicas, entre otros.

Existe cierta confusión con la energía reactiva, ya que en muchas ocasiones se incluye en el gasto de una factura eléctrica. ¿Por qué? Especialmente en muchas empresas, sí se suceden gastos extra de energía reactiva por el uso directo o indirecto de las instalaciones que sí funcionan a partir de este tipo de energía.

En cualquier caso, muchos usuarios utilizan baterías de condensadores, ya que estas permiten reducir la producción energía reactiva que puedan provocar los diferentes aparatos.

Este aspecto no solo nos ayudará a ahorrar en la factura, sino también a reducir el impacto medioambiental provocado por el exceso de consumo de un tipo de energía que, realmente, nunca llegamos a utilizar del todo.