Una fluctuación de tensión es un cambio regular de voltaje que ocurre cuando se utilizan dispositivos o equipos que requieren una carga mayor. Los efectos de una fluctuación de voltaje son similares a los efectos de una subtensión. Por ejemplo, hace que las luces de una pantalla parpadeen o brillen más.

Además, las fluctuaciones de tensión pueden hacer que los sistemas informáticos pierdan datos, además de interferencias en televisores o radios.

Algunas zonas como, por ejemplo, las áreas rurales pueden experimentar fluctuaciones de tensión eléctrica dramáticas debido a las largas líneas eléctricas. Estas líneas eléctricas pueden hacer que el voltaje baje cuando el uso de energía en la zona es alta. Esta situación es también aplicable al hecho de, por ejemplo, usar una ducha en el segundo piso de una casa. Cuando alguien abre el grifo del fregadero del primer piso, la ducha del segundo piso puede quedarse sin agua.

¿Cómo evitar una fluctuación de tensión?

Para minimizar los efectos de una fluctuación de tensión es recomendable instalar protectores de voltaje o sistemas de alimentación ininterrumpida (UPS), que estabilizan la corriente y protegen los equipos eléctricos. También conviene revisar periódicamente la instalación eléctrica y evitar la sobrecarga de enchufes.

Una buena gestión del consumo es clave: optar por una tarifa de luz variable permite ajustar el gasto energético a las necesidades reales y fomentar un uso más eficiente, reduciendo así las posibilidades de sufrir alteraciones en el suministro.

Aprender a prevenir picos de tensión en casa es una forma excelente de reforzar la seguridad eléctrica de tu hogar.

¿Cómo se gestiona una fluctuación de tensión?

Las fluctuaciones de tensión se pueden gestionar mediante el uso de un regulador de tensión. También se puede utilizar un sistema de suministro de energía ininterrumpida (UPS) o dispositivos de acondicionamiento para reducir los efectos de este problema de energía común.

¿Son peligrosas las fluctuaciones de tensión?

Sí, las fluctuaciones de tensión pueden resultar peligrosas porque afectan directamente a la vida útil de los aparatos eléctricos y electrónicos. Estos cambios de voltaje generan sobrecalentamientos, pérdidas de datos en ordenadores e incluso averías irreversibles en electrodomésticos.

En casos más graves, una variación brusca de tensión puede provocar cortocircuitos o incendios domésticos. Por eso, además de contar con sistemas de protección eléctrica, es importante ser consciente de cómo gestionamos la energía y qué medidas adoptamos en casa o en el trabajo.