Considerado como uno de los elementos esenciales en el mundo de la electricidad, un fusible es un dispositivo formado por un soporte y un filamento de metal con un bajo punto de fusión que, posteriormente, se intercala con una instalación eléctrica. Al conectarlo con este sistema, el fusible se funde cuando la intensidad de corriente supera el valor de la instalación (o en su defecto, se produce un cortocircuito).

¿Para qué sirven los fusibles?

Un fusible viene a ser un sistema de seguridad dentro de la instalación eléctrica. Su función principal es interrumpir el paso de corriente cuando esta supera los niveles seguros, evitando así daños en los aparatos y reduciendo el riesgo de incendios. Gracias a este mecanismo, se convierten en un elemento básico de protección frente a sobrecargas y cortocircuitos.

Además, el uso adecuado de fusibles ayuda a prolongar la vida útil de los equipos eléctricos y a minimizar el número de incidencias en el hogar, como las habituales averías eléctricas derivadas de un mal dimensionamiento de la instalación.

Tipos de fusibles

El fusible se divide en diferentes tipos en función del material, el uso o la instalación. Estos son los más recurrentes:

  • Fusibles cilíndricos: Son aquellos fusibles compuestos de un tubo de cerámica muy resistente a la presión interna en caso de cortocircuito. Es uno de los más recurrentes.
  • Fusibles de cuchillas: Este tipo de fusible también es conocido como MH y se suele utilizar ante diferentes cortocircuitos. A su vez, se dividen en fusibles con percutor (medio de accionamiento de otro microrruptor) o fusibles sin percutor (más lento).
  • Fusibles de vidrio: Son elaborados con hilo metálico cubierto de un tubo de vidrio. Se instala en primer lugar en una fuente del circuito y se derrite tras localizar diferentes pasos de corriente.

Generalmente, se recomienda utilizar fusibles para un amperaje mayor a fin de evitar que se queme con el tiempo o durante un cortocircuito.

¿Todos los aparatos eléctricos tienen fusibles?

No todos los dispositivos eléctricos cuentan con un fusible integrado. Algunos aparatos de bajo consumo, como pequeños electrodomésticos o cargadores, no lo necesitan porque están diseñados para trabajar con niveles de corriente reducidos.

En cambio, equipos más potentes, como televisores, hornos o sistemas de climatización, suelen incorporar fusibles internos para garantizar su seguridad en caso de sobrecarga.

¿Los fusibles modernos se funden?

Sí, los fusibles modernos siguen funcionando bajo el mismo principio: se funden cuando la corriente supera los valores seguros. La diferencia está en que actualmente se fabrican con materiales más resistentes y con diseños adaptados a nuevas tecnologías, lo que mejora su fiabilidad.

En muchos hogares se utilizan fusibles acompañados de otros sistemas de protección, como los magnetotérmicos o diferenciales, para reforzar la seguridad. Este tipo de soluciones permiten mantener la instalación estable incluso en momentos de alta demanda, algo especialmente útil si se tiene contratada una tarifa de luz variable, donde los consumos pueden fluctuar a lo largo del día.

¿Cómo saber si un fusible se ha quemado?

Detectar un fusible quemado es relativamente sencillo. Los síntomas más habituales son:

  • La interrupción del suministro en un circuito concreto.
  • La presencia de marcas de quemado o un filamento roto en el interior del fusible.
  • El olor característico a plástico o metal recalentado.

En fusibles de vidrio, la comprobación es inmediata al observar el interior. En otros casos, es recomendable usar un multímetro para confirmar si la continuidad eléctrica se ha interrumpido.

¿Qué hacer si se te funden los fusibles?

Si un fusible se funde, lo primero es identificar la causa: puede tratarse de un cortocircuito, un aparato defectuoso o simplemente una sobrecarga por exceso de consumo. Una vez localizada la avería, el fusible debe sustituirse por otro con las mismas características de amperaje y tensión para garantizar la seguridad.

Conviene recordar que cambiar un fusible sin revisar la causa solo resolverá el problema de forma temporal. Una instalación con sobrecargas frecuentes puede necesitar una revisión completa para evitar riesgos mayores.