También conocida como célula fotoeléctrica, la célula fotovoltaica es un dispositivo electrónico enfocado a la transformación de energía lumínica (compuesta de fotones) en energía eléctrica (o flujo de electrones libres). Esto es posible a través del efecto generado por la energía solar fotovoltaica, actualmente uno de los principales motores de las energías renovables.

El procedimiento que engloba la importancia de la célula fotovoltaica tiene lugar a través de los famosos paneles solares que permiten aprovechar la energía solar, o bien a través de procesos más minimalistas, como el uso de células fotovoltaicas para la iluminación de un jardín privado.

Componentes de una célula fotovoltaica

Las células fotovoltaicas están formadas por los llamados semiconductores, generalmente fabricados en base silicio, ya que este material abunda actualmente en la tierra y tan solo uno de sus átomos cuenta con 14 electrones repartidos en diferentes capas, por lo que resulta un rentable aliado.

Además del silicio, también se emplean otros materiales como telururo de cadmio (material policristalino), diseleniuro de cobre indio (con un porcentaje de eficiencia del 20%), o arseniuro galio, semiconductor empleado en células de una gran eficiencia energética.

Tipos de células fotovoltaicas

A continuación, os mostramos los diferentes tipos de células fotovoltaicas:

  • Células fotovoltaicas de silicio cristalino: Son de coste más elevado, ya que su rendimiento es mayor.
  • Células fotovoltaicas de silicio multicristalino: Su rendimiento es bueno, pero menor que el de las de silicio cristalino. Sin embargo, son mucho más económicas.