Todo hogar, negocio o inmueble cuenta con un acceso a una corriente eléctrica, pero cada una se nutre de una potencia diferente. De esta forma, la potencia eléctrica es la proporción por unidad de tiempo mediante la que la energía eléctrica es transferida a través de un circuito. En este caso, la unidad de este proceso es el vatio (W). A partir de esta unidad, encontramos otros como el kilovatio (kW) o megavatio (MW).

Tipos de potencia eléctrica

Además de su definición global, la potencia eléctrica también engloba diferentes tipos. Son los siguientes:

  • Potencia activa: Este tipo de potencia es sinónimo de la llamada “potencia útil”, la cual hace alusión a aquella potencia que realmente se aprovecha cuando activamos un equipo o instalación eléctrica. A su vez, la potencia activa se corresponde con la potencia contratada, registrada por los contadores.
  • Potencia reactiva: A diferencia de la potencia activa, la reactiva es aquella consumida por transformadores u otros dispositivos similares que se nutren de un tipo de bobina a fin de crear un campo electromagnético a través de unidad VAR (Vatio Amper Reactivo) y su múltiplo, el kVAR.
  • Potencia aparente: La potencia aparente es aquella que se obtiene a través de un teorema de Pitágoras, el cual consiste en sumar los valores de la potencia reactiva (representada como Q) y la potencia activa (representada como P), posteriormente elevados al cuadrado.

¿Cómo se calcula la potencia eléctrica?

En el cálculo de la potencia eléctrica hay que tener en cuenta diferentes valores. El primero de ellos es la carga eléctrica, que también recibe el nombre de tensión eléctrica y que, además, transcurre por una diferencia de potencia durante un espacio de tiempo concreto. Esa diferencia de potencia recibe el nombre de intensidad.

Para calcular la potencia eléctrica hay que multiplicar esos dos valores, la tensión y la intensidad. El resultado de esa operación será una unidad que es el vatio, que, a su vez, es una de las medidas referenciales del Sistema Internacional.

¿Qué potencia es buena para una casa?

Para saber cuál es la potencia eléctrica que se necesita en una casa hay que tener en cuenta diferentes factores. Uno de ellos es el número de electrodomésticos que se van a conectar de forma simultánea, también es importante estudiar las dimensiones de la vivienda, así como confirmar si la instalación eléctrica es monofásica o trifásica. Otro aspecto importante que influye en la potencia eléctrica es el agua caliente, que puede ser generada por electricidad o por gas.

Pero uno de los factores que determinan la potencia que es buena para una casa es el número de personas que residen en ella. Si ese hogar tiene entre 50 m2 y 80 m2 y en él viven un máximo de dos personas con una potencia máxima de 3,75 kW o una mínima de 2,3 kW será suficiente.

Por otro lado, si se trata de un hogar grande en el que residen alrededor de 10 personas y tiene unas dimensiones que pueden alcanzar los 500 m2, será necesaria una potencia mínima de 8 kW, aunque quizás este valor deba ser mayor.

En ocasiones se producen subidas de la luz y de los impuestos que plantean la posibilidad de bajar la potencia eléctrica de un hogar. Esta medida puede llevar al ahorro, pero es probable que no cubra las necesidades de las personas que residen en ese hogar.

¿Qué potencia necesitan los electrodomésticos?

Las cifras de potencia que necesitan los electrodomésticos varían en función de las características de los propios aparatos. Por ejemplo, un frigorífico necesita entre 250 W y 350W, mientras que una televisión tiene que tener entre 150W y 400W. Un microondas muy potente podría necesitar hasta 1.500 W y las vitrocerámicas necesitan valores altos que oscilan entre los 900W y los 2.000W.