Tal y como su nombre indica, el ahorro de energía es la optimización de todo consumo energético bajo el objetivo de disminuir el uso de energía sin que por este motivo el resultado final se vea resentido. Una medida cada vez más en auge, especialmente debido a la importancia del cambio climático y sus consecuentes medidas a nivel mundial.

¿Cómo funciona el ahorro de energía?

El ahorro de energía se nutre de diferentes hábitos, de los cuales muchos de ellos podemos llevar a cabo en nuestro día a día. Estas son algunas de las sugerencias más recurrentes:

  • Ahorrar en luz: Aprovechar la luz natural es uno de los principios básicos para ahorrar energía en casa. Como alternativa, también podemos optar por bombillas de bajo consumo para el sistema de iluminación.
  • Energía en los electrodomésticos: Los electrodomésticos son aliados de nuestra vida diaria y, por ende, indispensables para llevar a cabo el ahorro de energía. Entre otras medidas, optar por cocinas de gas en lugar de vitrocerámica (y en caso de contar con esta última, apagar el fuego antes de acabar de cocinar, ya que el calor se mantiene); no abrir demasiado el congelador o utilizar el lavavajillas solo cuando esté lleno son algunas opciones.
  • Equilibrar la temperatura: Utilizar persianas para ventilar la casa de forma natural, optar por suelo radiante (tan eficiente como de bajo consumo) o fomentar el aislamiento térmico en el hogar, por ejemplo.
  • Equilibrar el consumo de aparatos electrónicos: Apagar el ordenador cuando no lo utilicemos o cargar el smartphone solo cuando sea estrictamente necesario son solo algunos ejemplos.