Ahora que el precio de la luz está por las nubes, todo ahorro cuenta para reducir la factura. Es por ello que debemos ajustar la temperatura de la calefacción, el aire acondicionado y sobre todo del frigorífico.
Es uno de los electrodomésticos que más gasto energético nos supone. Ya que debemos mantenerlo encendido durante todo el día a una temperatura idónea para mantener en buen estado de conservación de los alimentos. Es por ello que ajustar la temperatura es importante para que no se estropee su contenido al mismo tiempo que ahorramos en la factura de la luz.
La importancia de la temperatura correcta en tu frigorífico
El ahorro que podemos conseguir ajustando correctamente la temperatura del frigorífico no es poco, dependiendo de la marca y modelo puede generar un gasto de hasta 120-240 kWh al año. Como ya hemos comentado, la finalidad de este electrodoméstico es mantener en buen estado los alimentos, por lo que no siempre es necesario mantener una temperatura demasiado baja para ellos. Además, hay que tener en cuenta que cada grado de más supone un gasto extra entre el 7 y el 10 por cierto en nuestra factura. Es por ello importante regular correctamente.
Pero no solo por el ahorro energético y la calidad de los alimentos, también es importante para alargar la vida útil del mismo. Estos tres parámetros son clave para mantenerlo en el mejor estado. Un mayor frío precisa de una mayor exigencia de compresor a la hora de producirlo. Por lo que cuanto más tiempo esté sometido a esta, menor será su vida útil, ya que el sobreesfuerzo del compresor terminará por desgastar el sistema, más rápidamente y generando averías.
Es por ello que los expertos recomiendan mantener la temperatura por debajo de los 5ºC. En el caso de compartimentos y cajones específicos como los de la carne o pescado no deben superar los 2ºC, mientras que el congelador debe oscilar entre los -18 y 24ºC. Aunque es importante seguir las recomendaciones del fabricante a este respecto.
Aunque para seleccionar correctamente la temperatura de nuestro electrodoméstico, debemos tener en cuenta algunos parámetros como nuestros hábitos y la temperatura exterior. Los cambios de temperatura son más frecuentes en verano, y es en esta estación en la que más sufre. El calor aumenta en el exterior lo que favorece que varíe también la temperatura en el interior. A esto debemos sumarle que solemos abrir mucho más la nevera en verano. Por ello es importante elegir correctamente el tipo de frigorífico en función de la zona climática en la que nos encontremos. Dependiendo de la temperatura interior de nuestra cocina, debemos elegir entre los siguientes:
- Tropical (T) Para temperaturas entre 16 a 43 grados.
- Subtropical (ST) para intervalos entre 16 y 38 grados.
- Normal (N) Para temperaturas entre 16 y 32 grados
- Sub normal (SB) para intervalos entre los 10 y los 32 grados.
En nuestro país lo más normal son los frigoríficos de las clases N y ST
Cómo y por qué ajustar la temperatura de tu nevera
Ajustar la temperatura en estos electrodomésticos es de lo más sencillo. Disponen de una serie de selectores ya sean manuales o electrónicos, los que ajustan los grados. Dependiendo de la marca y modelo, es posible encontrar con uno o varios, de forma que podemos controlar la temperatura de los diferentes apartados de forma individualizada.
En el caso de la nevera estos suelen tener un rango que va desde el 1 hasta el 5, aunque en algunos casos puede llegar hasta el seis. Estos son los grados a los que podemos regular la temperatura, siendo 1 una la más fría y 5 la más baja. En el caso del congelador, estos van desde los -14 a los -25 grados.
La temperatura debe ser diferente dependiendo de la época del año en la que nos encontramos, en invierno poner el termostato de la nevera en un rango intermedio de unos tres grados será suficiente. Mientras que en verano tendremos bajar un poco la temperatura llegando incluso hasta los 2 grados. Pero siempre teniendo en cuenta además la zona geográfica en la que nos encontremos.
Cuando la nevera va a pasar periodos de tiempo relativamente largos sin uso, como cuando nos vamos de vacaciones. El tiempo en que no se prevé que abramos la nevera podemos subir unos grados la temperatura del congelador, pero nunca por debajo de los -17 grados. Si nuestro aparato dispone de programas personalizados en los que la temperatura se ajusta automáticamente, podemos comprobar que dispone de la función “vacaciones” y activarla durante el tiempo que nos encontremos fuera de casa. De esta forma se conservará el frío de forma constante evitando los malos olores y permaneciendo siempre frescos. En el caso de que el tiempo que pasamos fuera de casa sea por largos periodos de tiempo, lo más recomendable es vaciarlo, limpiarlo y apagarlo.